MIS EXPERIENCIAS CON LA SMF 

M.C. José Luis Curiel Monteagudo 

 

Tuve el privilegio como hijo de convivir con la filosofía a través de toda mi vida.  

 

Mi padre filósofo y abogado cursó ambas carreras simultáneamente. Fue alumno destacado; en la universidad, sus tesis fueron dirigidas por grandes maestros como Ezequiel A. Chávez quien lo inspiró en el camino de la Psicología, Samuel Ramos quien lo orientó en la Estética y Don Antonio Caso, que lo llevó de la mano con otros estudiantes a defender la autonomía universitaria y la libertad de cátedra y desde luego fue un baluarte para producir una fuerte dosis de Ética, Epistemología e historia de las corrientes filosóficas. Mi abuelo contaba que cuando Don Antonio Caso llamaba por teléfono preguntaba “perdone ¿está el sabio?, porque siempre sobresalió en todas sus actividades. A tal grado que una vez un señor me dijo que lo conoció de joven: “Era muy destacado” -me dijo- y yo pensé inmediatamente que se refería al aspecto académico, pero después añadió “era un gran pelotari”, y efectivamente lo fue porque le encantaba el frontón que jugó tanto con raqueta como con cesta. 

Además, fue un gran empresario tuvo tres escuelas comerciales y para las clases de mecanografía adquirió más de cien máquinas de escribir Remington que periódicamente él mismo arreglaba y daba mantenimiento.  Acompañé a mi padre en diferentes momentos de niño eventualmente, lo ayudaba a instalar un pesado tocadiscos supuestamente “portátil” que usaba para ilustrar su clase de “Psicología del arte” una materia optativa para todas las diferentes carreras de la UNAM y por lo tanto los alumnos llenaban el auditorio Justo Sierra de la Torre de Humanidades con más de 200 asistentes; a veces le hablaba a su secretaria para que fuera pasando lista mientras llegaba. Esa materia fue muy famosa, a tal grado que alguien propuso cambiar el nombre de ese auditorio por el de José Luis Curiel y Benfield, pero con el tiempo y las revueltas estudiantiles terminó como “Auditorio Che Guevara.” 

Muy niño asistí con mis papás a la inauguración del Estadio de Ciudad Universitaria, cuando se inauguró el campus de CU. Entonces, mi padre convenció al rector Nabor Carrillo para dedicar el primer piso de la Torre de Humanidades a la instalación de un laboratorio de Psicología, los arquitectos adaptaron el espacio y consiguió los mejores equipos. Yo iba con él los sábados para alimentar a los changos que tenía para experimentación y un mozo de la casa acabó como empleado de la facultad.  

También asistí a la develación de la estatua de Fray Alonso de la Veracruz primer maestro de filosofía de la Nueva España quien según el padre José Gallegos Rocafull -a quien también tuve el gusto de conocer, pues celebraba misa en la iglesia de la Coronación-, sintetizó  el saber filosófico de Fray Alonso en cuatro pilares: la naturaleza, el alma, el acto de pensar bien y la relación entre el pensamiento y la acción.  

Cabe mencionar que la Asociación Fray Alonso de la Veracruz, se inauguró en la antigua casa de los Mascarones, sede de la Facultad de Filosofía un  25 de agosto de 1950; la presidió José Vasconcelos, con grandes investigadores como Ángel María Garibay K., Federico Gómez de Orozco, Ignacio Bernal y García Pimentel, Wigberto Jiménez Moreno y mi padre. El objetivo era impulsar a la filosofía como ciencia del espíritu. 

Conocí a muy ilustres pensadores y miembros de la SMF, alguna vez acompañé a mi padre a la casa del maestro Vasconcelos y en ocasiones le llevé algunos encargos a su oficina ubicada en la Ciudadela. Algo similar me relacionó con otros académicos de gran renombre como Fernando Sodi Pallares, Miguel Manzur Kuri, Eduardo García Maynes, José Gallegos Rocaful, Ramón de Ertze Garamendi, Antonio Ibargüengoitia, Héctor González Uribe con quien hice gran amistad y fue ministro de mi boda. 

“Gracias a algo tan inútil como la filosofía” (como decía él) viajó a muchas partes del mundo. Cada año visitaba algunos países de Europa recuerdo que en 1957 llamó por teléfono desde Bruselas preocupado por el devastador sismo de México cuando se cayó el Ángel de la Independencia la noche del domingo 28 de julio de 1957. En 1958, invitó a sus papás a Italia, para estar en el XII Congreso Mundial de Filosofía en Venecia, al que asistió con el maestro Vasconcelos, quien presidía la Sociedad y le dio el lema “Coordino mente, sentimiento y acción.” El día la inauguración del Congreso, desayunaron juntos y Vasconcelos muy preocupado le dijo que había olvidado su discurso y que era muy malo para improvisar, por lo que le pidió que lo relevara y así lo hizo. La ceremonia fue en la majestuosa Sala del Gran Consejo del Palacio Ducal, un escenario señorial y elegantísimo rodeado de frescos de grandes pintores y cubierto por un inmenso plafón barroco. 

Fue tal el éxito de aquel discurso que la directiva de la FISP o Federación Internacional de Sociedades de Filosofía acordó otorgar la sede del XIII Congreso Mundial de Filosofía a la Ciudad de México en septiembre de 1963.  

Lamentablemente, falleció el maestro Vasconcelos el 30 de Junio de 1959, de tal manera que mi padre como vicepresidente de la Sociedad, tomó las riendas del evento y de la Sociedad.  

Inmediatamente se puso a trabajar y logró apoyos económicos de la presidencia de la República entonces al mando del Lic. Adolfo López Mateos. La Secretaría de Hacienda concedió un subsidio, el Consejo Nacional de Turismo pasajes para algunos filósofos y una visita a Teotihuacán con un banquete. El Doctor Benito Coquet quien comandaba el IMSS, les ofreció a la recién inaugurada Unidad de Congresos del Centro Médico, así como un banquete en la también nueva Unidad Independencia al sur de la Ciudad. Pedí permiso en mi escuela para ausentarme esa semana y tuve el privilegio de participar y observar la ardua labor que representa la organización de un evento mundial. El Congreso acaparó las primeras páginas de los periódicos de México y fue un gran éxito. 

En 1965 acompañé a mi padre y algunos miembros de la SMF al Congreso Internacional de Filosofía con motivo del  XIX Centenario de Ia muerte de Lucio Anneo Séneca que se llevó a cabo en Córdoba, España del 7 al 12 de septiembre, donde conocí a importantes escritores españoles como a Julián Marías, Adolfo Muñoz Alonso, Jorge Uscatescu, Padre José Todolí Duque y conviví con otros filósofos de diferentes partes  del mundo como al Padre Benedetto d’Amore de Italia, Robert A. Caponigri, Joachin von Rintelen de Alemania, Ludvik Svoboda de Praga (quien 4 años después fue presidente de Checoslovaquia durante la invasión rusa de 1969)  y en reuniones y viajes con filósofos mexicanos como los hermanos San José, María del Carmen y Francisco, Sarah Cánovas, Alicia Reyes, Elena Orozco  y otros más. Estuvimos hospedados en el Parador la Arruzafa, un lugar elocuente que evoca la historia del Al Andaluz.   

Durante ese evento se develó la estatua conmemorativa de Séneca que se encuentra en la puerta de Almodóvar, con la presencia de Don Antonio Guzmán Reina, el alcalde de Córdoba; Las damas llevaron flores a las casas donde vivieron Séneca y su sobrino elpoeta Marco Anneo Lucano. El famoso torero Manuel Benítez “El Cordobés” nos recibió en su cortijo donde soltó algunos toros. En alguna parte tengo la foto del padre D´Amore tomando al toro por los cuernos; visitamos las cavas de Montilla Moriles donde hacen los famosos vinos amontillados y la fábrica de aceite de oliva de Carbonell.  

Para concluir el evento, en el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba, se llevó a cabo la clausura del Congreso donde tomaron la palabra filósofos destacados representantes de diferentes lenguas: inglesa, francesa, italiana, portuguesa, alemana y como representante de todos los hablantes lengua española incluyendo a los españoles, le dieron a mi padre ese honor y privilegio. 

En 1967 acompañé a mi padre a los países escandinavos y de pasada por Bélgica fuimos a Lovaina y recorrimos parte de las Ardenas belgas; en Lieja asistió a los llamados Entretiens de l’Institut International de Philosophie. Los filósofos me invitaron a varios eventos entre ellos un vino de honor en el Palacio Episcopal donde vivieron los Príncipes Obispos, un monumento simbólico y turístico de Lieja.  

En 1978 mis padres viajaron a Polonia a una reunión de filosofía. Al salir hacia el aeropuerto, encontramos el periódico del día con la noticia de la muerte del Papa Juan Pablo I y cuando llegaron a Polonia los hospedaron en un convento de Cracovia, la reunión iba a ser inaugurada por el cardenal y filósofo Karol Woytila, quien dejó una carta que se leyó ahí porque él tuvo que viajar a Roma para estar presente en el cónclave que lo llevaría a la investidura papal. 

En 1978 conocí a Susana mi esposa a quien me la presentó un amigo, no fueron ni Lucero ni mi padre los intermediarios como muchos piensan, aunque de alguna manera la filosofía nos unió pues asistimos juntos a diferentes eventos y reuniones con la crema y nata de la filosofía.  

En 1979 asistimos a Ixtapan de la Sal al Symposium Filosófico Internacional en homenaje al XXV aniversario de la Sociedad Mexicana de Filosofía donde convivimos con filósofos de la India, Alemania y Francia. El hindú Naviaparanvil ofició diariamente misa y nos obsequió una cortinilla de bambú con un elefante pintedo. 

En 1981 participé con mi padre en la organización del X Congreso mundial ordinario de filosofía del derecho y filosofía social I.V R.;  Parte de mi trabajo consistió en llamar por teléfono a los filósofos extranjeros para confirmar su asistencia. Recuerdo el gran trabajo que nos costó comunicarnos con un profesor de la India, pues en ese entonces había que pedir la comunicación telefónica por operadora. Así la llamada llegaba a Nueva York y ahí enlazaban con un lugar intermedio y de ahí a la India, donde contestaban en hindi y después en inglés, pero era el teléfono de una universidad así también la operadora tenía que buscar al profesor, ahora imaginen eso a las 3 de la mañana de México para coincidir en el horario hindú. 

Atendimos a grandes personalidades como el entonces ministro del interior de Alemania Werner Maihofer importante jurista, filósofo y político alemán y Hans Hürlimann quien había ocupado el cargo de presidente de la Confederación Helvética. En dos ocasiones los escoltas de esos personajes llenaron de armas el coche de Susana. 

Hicimos muy buena amistad con la inolvidable Emma Godoy a quien invité a dar conferencias en un Instituto que compartí con la sociedad Mexicana de Filosofía, en lo que fue casa de mi abuela y propiedad de mi padre quien semanalmente; celebraba ahí una conferencia  con los miembros de la Sociedad, quienes impartían cursos y ciclos de conferencias.  

Sin embargo, la sede de Sociedad se trasladó al Claustro de Sor Juana porque Doña Margarita López Portillo le ofreció a mi padre  diferentes aulas según la disponibilidad y tipo de evento que llevaría a cabo la Sociedad. Así programaron diferentes conferencias los jueves en la noche. 

Mi padre también fue pieza clave para el inicio de la carrera de Ciencias Humanas del Claustro con Doña Margarita  López Portillo y con su hija Pilar Galindo de Cordero  quien anualmente lo invitaba a unos viajes inolvidables como en abril de 1987, al “Encuentro México-España: La Identidad de Dos Pueblos a Través de sus Tradiciones”, con sedes en Madrid, Madrigal de las Altas Torres y Ávila; en mayo de 1989, al ”V Encuentro Cultural México-Argentina en  Buenos Aires, con el tema “La Identidad de dos Pueblos Iberoamericanos”. En septiembre de 1990, la Sociedad Mexicana de Filosofía, organizó un congreso itinerante llamado V Coloquio Internacional de Antropología Personalista Insistencial, con el tema “La antropología personalista in-sistencial como remedio para la alienación del hombre moderno,” donde tomó parte muy importante el creador de la filosofía “inistencial” el padre Ismael Quiles. Las sedes fueron la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle, el Claustro de Sor Juana  con la asistencia de académicos de diversas partes del mundo, y auspiciado por la Fundación “Ser y Saber“ y La Universidad del Salvador de Buenos Aires. A mí me tocó organizar un banquete en honor al padre Quiles en la desaparecida “Hostería de Santo Domingo.” 

En octubre de 1991, mis padres asistieron al Encuentro Cultural México-Grecia: Dos Horizontes de Profunda Tradición en Atenas y Delfos. En esa ocasión mi padre llevó oficialmente la representación de Teotihuacan y con el alcalde de Delfos hermanaron a Teotihuacán con Delfos en singular ceremonia.   

Por invitación de la Universidad Autónoma de Guadalajara, asistimos a la ceremonia de premiación “Ocho Columnas” que otorga el diario tapatío Ocho Columnas a diferentes personalidades. En esa ocasión, los premiados fueron la escritora y filósofa Emma Godoy, el escritor Juan Rulfo, el compositor Gabriel Ruiz, el pintor Rufino Tamayo, el abogado Ignacio Burgoa Orihuela, el secretario del deporte Guillermo López Portillo y como filósofo y abogado mi padre. Estuvieron presentes el rector Dr. Luis Garibay Gutiérrez y el presidente de la Universidad Autónoma de Guadalajara Lic. Antonio Leaño Álvarez del Castillo. Con ese motivo convivimos Susana y yo con todos ellos. En la cena nos sentamos en la mesa de Gabriel Ruiz quien interpretó al piano algunas de sus composiciones. Fuimos a Ajijic y mientras las damas fueron al mercado a comprar algunos recuerdos yo me quede esperando en el coche con Juan Rulfo quien no pronunciaba palabra alguna, como ambos estábamos cansados decidimos bajarnos y pasear por el mercado y cuando estuvimos frente a un puesto de frutas y verduras, me deleitó con una maravillosa descripción poética. 

Poco antes de morir mi padre, en mayo de 1994, fue invitado con mi madre a Egipto donde recorrieron las pirámides de Giza y se embarcaron en un crucero por el Nilo para visitar los maravillosos lugares como, Aswan, Luxor, Karnak y Abu Simbel.  Posteriormente llegaron a Israel para participar en el VII Encuentro Cultural México-Israel donde con profunda religiosidad, recorrieron Tierra Santa y realizaron diferentes actividades en Jerusalén y Tel Aviv en cuya universidad mi padre dictó una de las últimas conferencias de su vida.   

A la muerte de mi padre acaecida el 8 de agosto de 1994, se llevaron a cabo varios homenajes póstumos, en la Universidad Iberoamericana, en el Claustro de Sor Juana, en la Universidad Anáhuac;  tuve el privilegio de decir dos alocuciones: una en la facultad de Filosofía de la UNAM y otra en la Universidad Autónoma de Guadalajara. Mis palabras tuvieron eco pues el Ing. Don Teodoro Amerlink, entonces director de la Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras correspondiente de la Real Española, quien también participó en los homenajes, me invitó a pertenecer a dicha Academia como académico de número y pronto asumí el sitial de mi padre y heredé su venera. Poco más tarde también tuve como compañera académica a la Dra. Luz García Alonso. 

Lucero nos llevó de la mano por el mundo de la filosofía pues asistimos a diferentes cursos, conferencias y ceremonias maravillosas que ella organizaba. Entre ellas recuerdo una solemne y elegante premiación de grandes filósofos en el Palacio de Iturbide. 

En fin, ese festejo de la Sociedad Mexicana de Filosofía es un homenaje a dos seres muy queridos para mí, y una constancia de que aquello que sembraron hoy se traduce en una abundante cosecha de flores, frutos y nuevas semillas para el futuro del pensamiento mexicano. 

 

Mesa directiva actual; Current board of directors:

Dra. Raquel Adela Bouchez Guzmán. Presidente. President.
Dra. Beatriz Eugenia Sosa Morato Vice-presidente, Vice- president.
Dr. Rogelio Calixto Alcántara Mendoza. Secretario, Secretary.
Dra. Carmen Gregoria Godínez Flores, Tesorero. Treasurer.
Dra. Bertha Marisol Cortés Hernández Vocal 1ª y Presidente del capítulo Hidalgo.
Mt. José Armando Ochoa Atondo. Presidente del Capítulo Sonorence.

Sociedad Mexicana de Filosofía.
Dirección. Adress: Parque vía Reforma 1950, col. Lomas de Chapultepec, CP 11000, México City, México. Correo electrónico, E. Mail: smf1954oficial@gmail.com
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